lunes, 4 de enero de 2016

La mejor época para celebrar nuestra boda al aire libre

Una de las épocas del año por excelencia es la primavera, perfecta para celebrar una boda o cualquier evento al aire libre.

boda al aire libre primavera

Las parejas están acostumbradas a elegir la fecha para casarse según la temporada, el clima, el mes, hora o el tipo de fiesta que quieren hacer, pero otras personas prefieren guiarse otros factores. Si queréis que todos vuestros invitados asistan y hacer de este gran día un recuerdo muy especial para todos, es importante que elijáis el día perfecto.

La elección de la fecha de la boda es un conjunto de estrategia, suerte y capricho. En las grandes ciudades o en los lugares de moda suelen tienen lista de espera. No hay que olvidar que hay que coordinar fechas libres para el lugar de la ceremonia, el banquete, necesidades de los novios, disponibilidad para los invitados, y demás detalles que complican el asunto.

Normalmente, tienes dos opciones, esperar largo tiempo a que todos estos factores se pongan de acuerdo, o bien, tener cierta flexibilidad aunque hayamos elegido por ejemplo una iglesia, el poder cambiarla por otra para que coincida la fecha del restaurante, o al revés facilita mucho nuestro trabajo a la hora de coordinar estos diferentes factores de nuestra ceremonia.

celebrar boda al aire libre

Lo más concurrido suele ser la iglesia, ayuntamiento o el juzgado, así que conviene empezar por ahí. A partir de las diferentes fechas alternativas que podamos conseguir encajaremos las demás piezas del puzle.

La inmensa mayoría de los novios rechaza los meses más fríos para su gran día, como pueden ser los comprendidos entre noviembre y marzo. 

Las temperaturas bajas imposibilitan el lucimiento de novia e invitados. No obstante, si elegimos estos meses para nuestra ceremonia podremos ahorrarnos una gran parte del presupuesto, ya que los costes serán menores debido a que los locales de banquetes de bodas tienen escasa demanda en esas fechas. Además podremos elegir a nuestras anchas sin tener que pegarnos con otros novios por aquél restaurante o aquella capilla romántica.


Sin embargo, prima que los novios gocen de buen tiempo el día de su gran ceremonia, huyendo de las inclemencias meteorológicas y que los invitados puedan lucir sus mejores galas.

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